EL
MUNDO
16 marzo
2022
Anatomía
de un complejo: ¿es mi vulva normal?
Lola Pérez
Pensar que no somos sexualmente
atractivas por la forma de nuestros genitales se ha convertido en una constante
que nos resta autoestima y nos aleja del placer.
Tanto nuestra experiencia erótica como nuestra satisfacción
sexual están limitadas y reforzadas por la cultura dominante. Aprendemos qué
deseamos poner en práctica o qué es sexy.
En general, escarbamos en pocas fuentes y con ello, no solo
empobrecemos la vivencia de nuestra sexualidad, también nos conformamos con una
imagen estereotipada de nuestros cuerpos, incluidos nuestros genitales.
Es cierto que, de un tiempo a esta parte, la definición de
lo que puede ser atractivo se ha vuelto más amplia y diversa.
En la publicidad, en el cine o en las redes sociales han aparecido nuevos
modelos corporales que se presentan como sexualmente atractivos y que rompen
con el tradicional ideal de belleza. Sin embargo, continúa siendo difícil
encontrar imágenes positivas sobre la vulva.
¿Cómo te llevas con tus genitales?
Para muchas mujeres, sus genitales son un problema. Si bien,
para la gran mayoría de ellas el conflicto reside en confundir lo normal con lo
que socialmente se ha catalogado como deseable. Es decir, el malestar o rechazo
que pueden sentir con esa parte de su cuerpo no está sujeto a cuestiones
médicas o a una dificultad para experimentar el placer sexual.
El deseo de embellecer los genitales o, mejor dicho, de
asemejarlos a un criterio estético, ha dejado de ser tabú. Las intervenciones
de cirugía estética en la zona íntima están en aumento. Esta tendencia se
justifica, mayoritariamente, bajo criterios estéticos.
En gran parte de estas operaciones, la demanda no está
relacionada con la existencia de patologías congénitas, de enfermedades o
anomalías que afectan a los genitales, la corrección de una cicatriz de
episiotomía o a la aparición, por ejemplo, de quistes epidérmicos y quistes de
inclusión en la vulva.
No hay una vulva estándar
Más allá de las respectivas preferencias estéticas, solo
existe una verdad universal: cada vulva es única y lo es tanto en su forma como
en su sensibilidad.
La asimetría de los labios menores y mayores ya sea por su
anchura o longitud, no es el síntoma de una patología. Tampoco lo es el hecho
de que los labios inferiores sobresalgan por encima de los labios mayores o que
el glande del clítoris sea prominente. Esta apariencia es normal.
Es posible que la falta de representaciones variadas sobre
la vulva esté distorsionando la imagen real de la anatomía íntima femenina y
por ende, dificultando la experiencia erótica.
Cuando el complejo sobre nuestros genitales se cuela en
nuestra cama, el sexo se convierte en un momento cargado de ansiedad e
inseguridades. Es entonces cuando persiste el miedo a ser rechazadas, a no ser
deseadas y a que nuestros amantes comprueben la pura realidad: que nuestros
genitales no son los de una muñeca.
La vulva, ¿víctima del porno o del sistema educativo?
En ese sentido, muchas personas creen que la incidencia de
este tipo de intervenciones y los complejos estéticos sobre la vulva están relacionadas con la influencia de la pornografía.
En el porno comercial se prefieren las vulvas donde los
labios menores no sobresalen por encima de los labios mayores. Sin embargo, al
margen de los contenidos mainstream, lo que podemos encontrar en la industria
pornográfica es una gran variedad estética. También cuando se trata de vulvas.
Es más, ¿alguna vez lo has pensado? Donde parece que la diversidad no está
presente es en materiales de tipo educativo.
Si la vulva puede adoptar diferentes formas, ¿por qué los
libros de biología se conforman con exponer una imagen anatómicamente
proporcionada y simétrica de la vulva? Desde esta perspectiva, se hace cada vez
más necesario una educación sexual que visibilice la
variedad de formas que, dentro de los criterios médicos y sanitarios, puede
tener la vulva de una mujer. La sexualidad es mucho más que penetrar, evitar el
embrazo no deseado y aprender a poner condones.
Aceptemos nuestra vulva
La autoaceptación corporal es un valor que debe ser abordado
a través de la educación sexual con el objetivo de desterrar la vergüenza y el
asco hacia nuestra zona íntima.
Esto debe estar presente tanto en la educación sexual
dirigida a jóvenes como a adultos. Si nuestro diálogo interno no es
autocompasivo con nuestro cuerpo y placer, ¿cómo vamos a poder disfrutar sin
culpas y sin miedos de las posibilidades eróticas que nos ofrece? Si no nos
sentimos bien con nosotras mismas, difícilmente vamos a poder crear un espacio
de intimidad hecho exclusivamente para el goce, donde no nos juzgamos ni nos
comparamos con las otras.
Aprender que no existe una vulva estándar, que nuestros
genitales cambian en el proceso de maduración sexual o que también envejecen
puede ayudarnos a derrocar nuestros complejos. Proyectos como The Vulva Gallery refuerzan
nuestra confianza y nos permiten aceptarnos sin necesidad de cirugía. ¿Y si
muchos de nuestros complejos no se eliminan a golpe de bisturí sino ampliando
nuestra información y conocimiento sobre la educación sexual y la diversidad
corporal?